nene, vestida de mar
Un lugar nunca es simplemente un punto en el mapa, hay mucho más allá de las coordenadas geográficas. Cuando habitamos construimos realidades. Nuestro paso por el entorno es capaz de edificar, aunque sea en la memoria, un paisaje propio. Con ello, nuestra marcha lo pone todo en pausa. Lo que dejamos atrás nunca morirá, pues el espacio ya no reside en el terreno, sino que ocupa su sitio en la memoria. El tiempo habitado se amortaja y la experiencia parece dilatarse hasta lo infinito.